El 1 de abril de 1811 estaban programadas las elecciones para constituir un Congreso Nacional, pero un grupo de españoles realistas retrasó las elecciones por generar un motín en la plaza de armas para poner fin al movimiento criollo, este grupo era liderado por Tomás de Figueroa. El líder fue apresado y fusilado al día siguiente.
La Junta actuó en esa ocasión con la mayor decisión impulsada por Juan Martínez de Rozas. Se acusó a la Real Audiencia como centro de reacción e instigador de la asonada. Ante el temor se fusilados, los miembros de la Audiencia abandonaron Chile, disolviéndose este organismo en junio de 1811.
La medida más importante tomada por el nuevo organismo durante su breve mandato, fue la creación de un Tribunal de Apelaciones, que tomó el lugar de la Audiencia, pero reducidas sus atribuciones exclusivamente a materias judiciales. Estaba compuesto por cuatro magistrados.
Había procedido como un gobierno de hecho, asumiendo todo el poder público, hasta formar un ejército propio; reformar con la libertad de comercio un sistema económico que llevaba siglos de existencia; disolver la más alta corte de justicia, secular también, que había en la colonia, y dotar por último al país de un Congreso Nacional, como si ya se tratara de un Estado independiente.
La responsabilidad de tales actos era abrumadora, por las consecuencias que debían traer, pero ella no arredró a sus hombres, entre los cuales Martínez de Rozas, que los conducía, encaminó en todo momento la Junta hacia la constitución del nuevo Estado.
jueves, 24 de septiembre de 2009
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